Gris

Desarrollador: Nomada Studio

Director creativo: Conrad Roset

Editor: Devolver Digital

Año de lanzamiento: 2018

Duración: 3-4 horas

Gris, que no es un color sino el nombre de la protagonista, pierde la voz de manera misteriosa y eso la lleva a un mundo caótico en el que su único objetivo vital pasa por volver a casa. 

Hoy vengo a hablaros de Gris, que no es un libro sino muchos libros encerrados dentro de un videojuego; un libro diferente por cada persona que lo juega, aunque todos cuenten historias parecidas. Una experiencia sensorial de belleza única.

El diseño del juego nos incita a pensar que somos los primeros en descubrir un mundo mágico que se va dibujando gracias a nuestros pasos. Conforme avanzamos a través de los diferentes escenarios, aprendemos mecánicas y descubrimos nuevas estructuras y formas: vamos absorbiendo el entorno que nos rodea a la vez que este se vuelve cada vez más colorido y complejo. El cuidado puesto en todos y cada uno de los detalles es extraordinario. El espacio está lleno de elementos que no forman parte de la acción pero que interactúan con nuestro personaje para darle dimensión a cada escena, transportándonos completamente a su interior. La música y el diseño de sonido son de lo más evocadores, añadiendo una capa más a la atmósfera y entretejiéndose estrechamente con la narración. El entorno no para de regalarnos sorpresas maravillosas que nos roban más de una sonrisa.  

 

 

Los distintos niveles presentan un equilibrio perfecto entre dificultad e intuición que hace de la experiencia de juego algo muy fluido y satisfactorio, prácticamente sin necesidad de texto ni indicaciones, y sin que sean demasiado evidentes los hilos que nos conducen. La sensación de frustración, tan presente en otros juegos, no existe en este caso. Aquí no tiene cabida el empezar de nuevo, ni retroceder a un punto de guardado anterior, ni que el personaje muera porque no pulsamos las teclas con suficiente rapidez. Este juego nos invita a tocarlo todo, a subir a lo más alto y a tirarnos al vacío sin miedo.

Las numerosas capas de significado con las que nos envuelve Gris y el viaje que nos regala forman un relato mudo con el que todos podemos sentirnos identificados y reconfortados. Ahí reside la maestría de esta obra de arte: no es solo una experiencia preciosa a nivel visual, sino que también nos toca la fibra hablándonos a cada uno con una voz diferente. Todos, en mayor o menor medida y en algún momento de nuestras vidas, nos hemos enfrentado al pájaro negro, hemos recogido y recompuesto las piezas y hemos recuperado los colores que habíamos perdido. 

 

 

No hace falta ser gamer para disfrutar de esta maravilla. Os animo a que lo probéis y a que lo incluyáis bien arriba en vuestra lista de argumentos contra los que dicen que los videojuegos no pueden ser arte.

 

‘What Remains of Edith Finch’

Desarrollador: Giant Sparrow

Editor: Annapura Interactive

Año de lanzamiento: 2017

Duración: 3-4 horas

What Remains of Edith Finch nos pone en la piel de Edith Finch y nos propone descubrir el oscuro misterio oculto tras una maldición que azota a una familia, que desde principios del siglo XX hasta la actualidad ha visto cómo los integrantes del clan han muerto uno a uno en extrañas circunstancias. ¿Por qué somos el último de la familia con vida? Sus responsables garantizan un evocador e inquietante argumento, donde interactuamos con una colección de historias a través del tiempo.

Que nadie se alarme: en este blog se sigue hablando de libros. ‘What Remains of Edith Finch’ es un videojuego, sí, pero ha sido la experiencia más parecida a leer un buen libro que he tenido hasta ahora en este formato, por lo que me pareció totalmente apropiado hablar de ello aquí.

A pesar de lo que pueda sugerir el argumento, no se trata de un thriller ni hay una sensación de urgencia por resolver el misterio. La tensión aparece en contadas ocasiones y de manera muy diluida. Se parece más bien a leer el diario íntimo de un desconocido, con el sentimiento de distancia temporal que ello implica, solo que en vez de adentrarnos en momentos de la vida de una sola persona, lo hacemos en las de una familia al completo. La atmósfera predominante es de curiosidad y revelación, con un toque ineludible de nostalgia.

La propia dinámica del juego se asemeja tanto al acto de leer que podríamos pensar que es la adaptación de una novela. El texto toma posesión del escenario literalmente, adhiriéndose a las paredes y escapando por las rendijas. Nuestro papel no pasa en ningún momento por la toma de decisiones; lo que ocurrió ya ocurrió y nosotros simplemente tenemos la oportunidad de ser partícipes de esa historia. ¿Cuál es nuestro cometido entonces?  Tan solo ayudar a que la narración avance mientras visitamos las diferentes habitaciones de la casa y exploramos las pertenencias de sus antiguos habitantes. Estos efectos personales son los que desencadenan, en mi opinión, el elemento magistral del juego: la muerte de cada uno de los miembros de la familia se nos explica en un recuerdo rememorado en el que adquirimos un rol activo. Cada una de esas escenas es única, originalísima y con una fuerza arrolladora. Desde transformarnos en distintos animales en busca de alimento, pasando por ser los protagonistas de un cómic, o poniéndonos en la piel de un bebé a la hora del baño, para culminar en una representación sublime de lo que debe ser vivir con una enfermedad mental grave.

La realidad y la fantasía se mezclan como en los mejores libros de realismo mágico, sin necesidad de explicar lo extraordinario o de apagar la magia escondida entre lo cotidiano. La propia casa de los Finch, con sus infinitos detalles, sus pasadizos secretos, sus montañas de libros por doquier y su encanto particular, acaba por convertirse en un personaje más, el que conecta todas las historias, actuando como la cubierta de un libro de cuentos.

Por último, la banda sonora que nos acompaña durante todo el juego pone la guinda en este pastel maravilloso. Se trata de una experiencia emocional, evocadora y mágica, de esas que nos dejan con la sensación de haber parado el tiempo y haber visitado otro mundo distinto al nuestro. Recomendadísimo para todos los amantes de las buenas historias sin miedo a aceptar lo inexplicable.