Título original: Schachnovelle
Año de publicación: 1941
Nº de páginas: 94
Editorial: Acantilado
Sin capacidad para cualquier otra actividad intelectual, Mirko Czentovicz se reveló, ya desde niño, como un genio del ajedrez, del que ha llegado a ser campeón del mundo. Pero, en un viaje en barco de Nueva York a Buenos Aires, se le presenta un enigmático contrincante: el señor B., noble vienés que huye de los nazis. Uno de los pasajeros del vapor se acerca a los dos personajes acompañando al lector a la confrontación entre los dos jugadores. Si Novela de ajedrez nos presenta el choque de dos naturalezas antagónicas, nos muestra también, y en buena medida, la capacidad de resistencia del ser humano sometido a una presión extraordinaria. Y todo ello con unas grandes dosis de intriga y maestría.
Otra obra maestra del autor austriaco que, en poco más de 50 páginas, nos cuenta una historia que se despliega mucho más allá. De nuevo, las descripciones de los personajes nos llevan a tocar carne y hueso, si no a un nivel tan profundo como en ‘La impaciencia del corazón’, sí de manera sorprendente dada la corta extensión del relato.
Todas las especies de monomaníacos, enclaustrados en una sola idea me han interesado desde un principio, pues cuanto más se limita un individuo, tanto más cerca se halla, por otra parte, del infinito; dado que esos seres aparentemente distantes del mundo, se construyen, cada cual en su materia y a la manera de los térmites, una extraña síntesis del mundo, absolutamente sin igual.
También una vez más volvemos a la estructura de historia dentro de la historia: nuestro narrador viaja en un barco de Nueva York a Buenos Aires pero este escenario es solo un marco casi secundario. Las historias de los orígenes del campeón mundial de ajedrez y del encierro del doctor B. constituyen el material principal. Esta segunda narración especialmente se desarrolla a un nivel de detalle tal, que nos provoca una sensación muy viva de absoluta incomodidad y claustrofobia. Nos enfrenta a la idea de que el aislamiento total puede llegar a ser la peor de las condenas, más cruel incluso que el castigo físico. Una mente privada de contacto humano puede llegar a caer en las más oscuras espirales. En el caso del doctor B., esta espiral lo lleva a dividir su mente en dos mitades enfrentadas en una guerra interminable que lo dejará al borde del colapso.
Stefan Zweig es capaz de tenernos en vilo con tan solo una habitación cerrada, un personaje que no habla sino consigo mismo y un tablero de ajedrez que ni siquiera existe. El tablero se dibuja en nuestra mente de manera tan clara y a la vez tan caótica que a veces pensamos que el protagonista de la historia estuviera cediéndonos parte de su locura.
No hace falta hacer un esfuerzo demasiado grande para ver reflejada en estos sentimientos tan crudos gran parte del contexto histórico que se vivía en Europa en el momento en que esta novela fue concebida. Estoy segura de que futuras relecturas sacarán a relucir nuevos aspectos escondidos en capas más profundas.
Mi versión de la portada: