‘Neverwhere’ de Neil Gaiman

Año de publicación: 1996

Nº de páginas: 384

Editorial: Roca

Neverwhere cuenta la historia de Richard Mayhew, un joven londinense con una vida ordinaria que cambia para siempre cuando se sumerge a través de los intersticios de la realidad en el subsuelo de Londres. Allí, como debajo de cada gran ciudad, existe un mundo desconocido e invisible, plagado de seres extraños, en el que sobrevivir dependerá de abrir las puertas adecuadas.

Vuelvo a Neil Gaiman para encontrarme con otra dosis de lo que sabe hacer mejor: mezclar el mundo real con el mundo imaginado hasta que los límites se diluyen y son imposibles de separar. En este caso, el mapa de la ciudad de Londres se funde con el mapa de sus alcantarillas para formar un todo extraordinario e irresistible. La brusquedad con la que somos introducidos en esta nueva cara de la realidad no hace sino corroborar lo que nos cuentan los personajes de Londres de Abajo: que siempre han estado ahí aunque nosotros no lo supiéramos.

El retrato cultural de esta ciudad bajo la ciudad que se desarrolla a lo largo de todo el libro es, sin duda, lo que más he disfrutado en esta lectura. El estrambótico Mercado Ambulante y sus localizaciones, a cuál más sorprendente; la relación de los habitantes con las estaciones de metro y la historia que se desarrolla en torno a ellas; los diferentes clanes en los que se divide la población del Lado Subterráneo y sus particularidades… El argumento se ha convertido para mí en una simple excusa para descubrir el siguiente escenario.

En el estilo habitual del autor, este derroche de fantasía se ve plagado, de repente y sin aviso, de elementos siniestros y sombras por todos los rincones. Si bien la acción se desarrolla a un ritmo trepidante que no deja espacio a demasiadas profundidades y una gruesa capa de humor negro lo cubre todo, se encuentra siempre al borde de algo más oscuro que solo entrevemos por momentos.

No estoy segura de que se pueda llamar moraleja, pero el mensaje final del libro engloba a la perfección, en mi opinión, el sentido de esta historia y de la obra de Gaiman en general: merece la pena pasar por raro o loco a cambio de vivir en un mundo (ya sea interior o no) en el que lo más asombroso puede esperarte a la vuelta de la esquina.

Aunque suelo acercarme a las series de libros con cierta suspicacia, creo que este es el ejemplo perfecto de una historia (o más bien un mundo) abierta de par en par a muchas más entregas. Si algo he echado en falta ha sido más profundidad y más detalles del maravilloso Londres de Abajo. Parece ser que el autor ya prepara una segunda parte, a la que estaré encantada de hincarle en diente en cuanto vea la luz.

Mi versión de la portada:

‘Coraline’ de Neil Gaiman

coraline

Año de publicación: 2002

Nº de páginas: 158

Editorial: Salamandra

Al día siguiente de mudarse de casa, Coraline explora las catorce puertas de su nuevo hogar. Trece se pueden abrir con normalidad, pero la decimocuarta está cerrada y tapiada. Cuando por fin consigue abrirla, Coraline se encuentra con un pasadizo secreto que la conduce a otra casa tan parecida a la suya que resulta escalofriante.
Sin embargo, hay ciertas diferencias que llaman su atención: la comida es más rica, los juguetes son tan desconocidos como maravillosos y, sobre todo, hay otra madre y otro padre que quieren que Coraline se quede con ellos, se convierta en su hija y no se marche nunca. Pronto Coraline se da cuenta de que tras los espejos, hay otros niños que han caído en la trampa. Son como almas perdidas, y ahora ella es su única esperanza de salvación. Pero para rescatarlos tendrá también que recuperar a sus verdaderos padres, y cumplir así el desafío que le permitirá volver a su vida anterior. 

Otra grata lectura gracias a la incansable pluma de Neil Gaiman. La sorpresa en este caso ha sido, después de haber visto varias veces la adaptación cinematográfica, encontrarme con una historia mucho más oscura de lo que me esperaba. La trama queda desnuda sin el maravilloso imaginario de la película y los momentos siniestros van mucho más allá. Coraline se enfrenta a situaciones difíciles completamente sola, a excepción del sarcástico gato negro que a veces la acompaña. En él vemos una figura típica de la fantasía de este autor: un ser enigmático que parece tener una comprensión mayor del mundo en el que se mueven los demás personajes y del que entra y sale a su antojo por mecanismos desconocidos.

Las figuras de los otros padres son absolutamente terroríficas, rodeadas de un tufillo macabro que nos da en la nariz desde el primer momento. A diferencia de la película, también Coraline sospecha de esta realidad paralela de manera inmediata y no consiguen engatusarla con sus regalos. El resto de personajes (el señor Bobinsky, las señoras Spink y Forcible…) aportan su granito de arena a la atmósfera reinante ya sea mediante su excentricidad o su indiferencia.

Otro elemento oscurísimo de la narración es la aparición de los tres espectros de los niños atrapados por la otra madre. La breve crónica, que arroja indicios acerca del número de años que pueden llevar encerrados, no se aligera a pesar del estilo infantil. Para culminar esta galería siniestra, tenemos la escena en el sótano del piso de al lado, cuando el otro padre, habiendo sido desechado por la otra madre y bajo el aterrador aspecto de un cadáver deforme, intenta atacar a Coraline para que no pueda cumplir sus propósitos.

– ¿De qué tamaño son las almas? –le preguntó Coraline.

La mujer se sentó ante la mesa de la cocina y se apoyó en la pared, sin decir nada. Se tocó os dientes con una larga uña pintada con esmalte carmesí, y luego dio golpecitos suaves con el dedo, “tap, tap, tap”, sobre la brillante superficie de sus ojos de botones negros.

– Muy bien –repuso Coraline-. No me lo digas. No importa. Me da igual que me ayudes o no. Todo el mundo sabe que las almas son del tamaño de un balón de playa.

Rodeado de este envoltorio de monstruo de debajo de la cama con dientes un poco más puntiagudos de lo habitual, aún podemos ver por todas partes el toque cálido de la escritura de Neil Gaiman. Nunca, ni en los momentos más comprometidos, nos deja completamente solos.

La historia habla de familia, gratitud y valentía por encima de todo. Porque aparte de ser un poco desagradecida y caprichosa a veces, Coraline es sobre todo una chica muy valiente que no se amedrenta ante nada ni nadie. El mensaje es claro: aprende a valorar lo que tienes antes de que sea demasiado tarde.

Mi versión de la portada:

coraline

Ilustración disponible en RedBubble, Society6 y NeatoShop.

‘American Gods’ de Neil Gaiman

americangods

Año de publicación: 2001

Nº de páginas: 559

Editorial: Roca Editorial

¿Es que no hay nada sagrado?
Días antes de salir de prisión, la mujer de Sombra, Laura, muere en un misterioso accidente de coche. Aturdido por el dolor, emprende el regreso a casa. En el avión, se encontrará con el enigmático señor Wednesday, que dice ser un refugiado de una guerra antigua, un dios y también el rey de América.
Juntos se embarcan en un viaje extraño a través de los Estados Unidos, mientras una tormenta de dimensiones épicas amenaza con desencadenarse.
Poco a poco descubriremos que Wednesday es una encarnación de Odín y que está reclutando viejos dioses, cuyos poderes han disminuido por el tiempo y la falta de creyentes, para participar en una guerra contra los nuevos dioses: aquellos que conforman la tecnología moderna.

Habiendo solo leído anteriormente ‘El libro del cementerio’, este libro viene a confirmar para mí la maestría indiscutible de Neil Gaiman en estilos muy diferentes. Esta historia es, de principio a fin, el relato de un sueño inmenso, lleno de los personajes más oníricos y de una sensación continua de escalón inesperado. Es un viaje interminable plagado de dioses y mortales que se conocen a través de las situaciones más insólitas. Es un camino inabarcable en el que nunca estamos seguros de hacia qué lado mirar. Un recorrido por la América profunda a través de sus propios engranajes mitológicos junto con otros llegados desde tierras lejanas en busca de nuevos fieles. Un enfoque muy rompedor y arriesgado que ningún amante del género fantástico debería pasar por alto.

El personaje de Sombra se nos presenta como un ser normal, mediocre incluso, que está pasando por una mala racha que parece interminable. Poco a poco, se nos irá revelando como uno de los caracteres más especiales e intrincados de la historia. Tras la aparición de Wednesday, todo adquiere un tinte surrealista del que ya no nos podremos desembarazar. Sin embargo, no es simplemente un surrealismo absurdo o sin propósito, sino algo que atesorar, como lo que ocurre durante los primeros minutos del sueño, cuando aún intentamos mantenernos a flote.

La habitual elegancia con la que Neil Gaiman nos acompaña a través de sus historias está presente también en este libro. Cualquier momento, incluso el más inapropiado, es bueno para crear una imagen bella de la que podemos participar.

La lluvia no paraba de caer en el costado del avión: se imaginó que había unos niños pequeños que tiraban guisantes secos a puñados desde el cielo.

Es un libro mágico desde la primera página a la última pero hay algunos pasajes que destacan por encima del resto: el encuentro nocturno de Sombra con la hermana que siempre duerme, Zorya Polunochnaya, que le regala la luna en forma de moneda; el periodo en la funeraria de Cairo, Illinois, con el señor Ibis y el señor Jacquel; esa relación salvaje y fugaz con Bastet a medio camino entre el sueño y la realidad, entre la mujer y la gata; la breve amistad con Samantha Cuervo Negro…

En una historia tan amplia también hay lugar para el humor. El elemento cómico más destacado, sin que ello le reste ni una pizca de su importancia en la historia, es sin duda el personaje de Laura, la esposa muerta de Sombra que se niega a abandonar este lado del velo y que llega, incluso, a encontrar trabajo en una gasolinera para ocupar sus horas.

El pájaro se volvió con suspicacia, hacia un lado, y le escrutó con sus ojos brillantes.

– Di «Nevermore» -dijo Sombra.

– Que te jodan -dijo el cuervo y no volvió a dirigirle la palabra en todo el camino a través del bosque.

Conocer a un nivel muy básico la mitología escandinava, egipcia, hindú y otras tantas, ayuda a disfrutar de la historia aún más, aunque no es imprescindible. Está claro que no es un libro para todos los públicos pero los que sepan apreciar este particular combinado de fantasía, acción, poesía y Norteamérica recóndita, podrán incluir este libro en su estantería de favoritos. Para mí ha sido uno de los más atronadores de este año.

Mi versión de la portada:

americangods