Año de publicación: 1950
Nº de páginas: 128
Editorial: NYR Children’s Collection
Título en español: Los 13 relojes
Ilustración: Marc Simont
Los 13 relojes es una fábula para adultos y un cuento fantástico para niños. Escrita en un estilo poético y cadencioso, repleto de deliciosas rimas internas, cuenta la historia del malvado duque del Castillo del Ataúd, que vive con su sobrina, la bella Saralinda. Los trece relojes del castillo están parados a las cinco menos diez porque el duque mató al Tiempo. Todo cambia cuando un misterioso trovador Xingu llega al castillo, y con la ayuda del voluble y olvidadizo Gólux, intentará superar la titánica prueba que le impone el duque: conseguir mil piedras preciosas en exactamente noventa y nueve horas, y regresar cuando los relojes que nunca dan las cinco marquen esa hora.
Este maravilloso relato de James Thurber condensa todo el sabor de los cuentos de hadas tradicionales en una prosa preciosa y delicada que a veces casi deja de ser prosa y pasa a ser rima, canción y poesía. La historia nos llega tamizada a través de esa sensación de lejanía y bruma que tienen las historias antiguas. El carácter fantástico y el toque ligeramente surrealista me recordó en ciertos pasajes al tono de ‘La serpiente Uróboros’ de E.R. Eddison.
Nos encontramos con situaciones un tanto crudas pero narradas como si fueran pequeños tesoros. Los personajes se definen de forma compleja en cuanto a ornamentos, pero con rasgos muy simples y absolutos: los malos son malísimos y los buenos tienen tendencia a salir indemnes de las complejidades que se les presentan. El personaje más emblemático es sin duda el Gólux, un ente mágico con una tendencia genial a olvidar unas cosas e inventar otras, que accede a ayudar al príncipe a lo largo de su épica aventura.
Magia, maldiciones ancestrales, personajes invisibles… Una lectura para momentos nostálgicos que disfrutarán especialmente aquellos que valoren una escritura muy cuidada.
Mi versión de la portada:
Pintura de Samuel Scott (1702 – 1772)