Año de publicación: 1996
Nº de páginas: 336
Editorial: Plaza y Janés
Era, en efecto, el automóvil de Maruja. Había transcurrido por lo menos media hora desde el secuestro, y solo quedaban los rastros: el cristal del lado del chofer destruido por un balazo, la mancha de sangre y el granizo de vidrio en el asiento, y la sombra húmeda en el asfalto, de donde acababan de llevarse al chofer todavía con vida. El resto estaba limpio y en orden.
La historia narrada en este libro está basada en los hechos que tuvieron lugar en Colombia en torno a la figura del narcotraficante Pablo Escobar durante la década de los noventa. Por este motivo, se trata de una experiencia completamente diferente a la de leer ‘Cien años de soledad’ o ‘Crónica de una muerte anunciada’. Nos encontramos ante una novela periodística muy bien documentada con una gran carga política y social. A pesar de ello, en ningún momento se pierde de vista el estilo cuidado y detallista de García Márquez, llegando a veces a rozar el realismo mágico que caracteriza muchas de sus obras.
El eje principal de la novela nos cuenta la experiencia de una serie de periodistas y familiares de políticos colombianos que fueron secuestrados por Los Extraditables, un grupo terrorista ligado a la organización del capo, que pretendía evitar la extradición a Estados Unidos de los miembros de la misma. El foco de la historia nos lleva alternativamente a presenciar los momentos más amargos de los secuestrados y los esfuerzos de negociación por parte de sus familiares y conocidos para conseguir una liberación que parece no llegar nunca. El autor consigue transmitirnos de manera constante el sentimiento de angustia y desesperación que debieron sentir ambas partes.
Uno de los aspectos más interesantes, en mi opinión, es el retrato sesgado que hace García Márquez de la figura de Pablo Escobar, manteniéndolo siempre como una figura enigmática, muy inteligente y a la que es prácticamente imposible acceder. Excluyendo una breve escena en la que podemos observarlo directamente, el resto de su figura nos llega a través de conversaciones de otros personajes y pequeños apuntes del narrador.
En resumen, una nueva mirada sobre la magnífica obra de Gabo donde nos muestra su lado más periodístico sin perder la fuerza de su narrativa.
Mi versión de la portada: