Título original: The First Fifteen Lives of Harry August
Año de publicación: 2014
Nº de páginas: 544
Editorial: Colmena Ediciones
Cada vez que Harry muere, vuelve a nacer justo en el mismo lugar y la misma fecha, como un niño con todo el conocimiento de una vida que ha vivido ya doce veces antes. No importa lo que haga o las decisiones que tome, al morir Harry siempre vuelve a donde todo comenzó. Hasta ahora.
Mientras Harry se acerca al fin de su undécima vida, una niña pequeña se acerca al borde de su cama. «Casi le echo de menos, doctor August», dice. «Necesito enviar al pasado un mensaje con usted. Ha ido pasando de niño a adulto, de niño a adulto, mil años hacia atrás en el tiempo. El mensaje es que el mundo se acaba y no podemos prevenirlo. Ahora es su turno».
Esta es la historia de lo Harry August hace a continuación (y lo que hizo antes). De cómo trata de salvar un pasado que no puede cambiar y un futuro que no puede permitir. Esta es una historia de amistad y traición, de amor y soledad, de lealtad y redención y del inevitable paso del tiempo.
Solamente el planteamiento de este libro ya es fascinante en sí mismo pero además me he encontrado con una obra bastante más seria de lo que esperaba que, por debajo de una trama intrigante y adictiva, nos lleva a reflexionar sobre temas bastante profundos e irresistiblemente atractivos. Si volvieras a nacer sabiendo todo lo que sabes hoy, ¿qué cambiarías? Si supieras que volverás a nacer una y otra vez, ¿en qué aventuras te embarcarías? Las vidas de Harry August quizás no son las que tú tendrías, pero responden a un sinfín de preguntas sobre la naturaleza del paso del tiempo y sobre cómo nosotros encajamos en él.
Desde el principio sorprenden las construcciones gramaticales disonantes con las que a menudo se maneja el narrador, como hablar del pasado o los hechos históricos en presente a modo de costumbre, algo habitual que se repite con pequeñas variaciones. Así, Harry no dice “nací en 1919”, sino “nazco en 1919”. Esta es solo la primera de las muchas gimnasias mentales que se nos plantean en esta historia.
La superación del miedo a la muerte es otra de las ideas magnéticas con la que nos topamos. Durante las sucesivas existencias de los kalachakra (las personas de vidas circulares que siempre vuelven a nacer), el mayor fastidio no es la muerte que, si se ha llevado una vida tranquila y ordenada suele llegar siempre en la misma época y en condiciones parecidas, sino el aburrimiento de los primeros años tras renacer cuando, aún teniendo el conocimiento y la experiencia de una mente milenaria, han de fingir ignorancia y esperar a poder volar del nido para probar un nuevo camino.
El peso del amor romántico, de la familia, de la religión o de los avances tecnológicos en la vida de una persona son solo una pequeña parte de los aspectos en los que te puedes permitir ahondar cuando tienes 800 años a tus espaldas.
Además del extenso material para la reflexión que nos brindan las experiencias del protagonista, asistimos al desarrollo de una intriga propia de las mejores novelas de espías. En este caso, la tensión de la trama se va acumulando no a lo largo de los días o los meses, sino de los siglos, con continuos saltos temporales entre las distintas vidas de Harry a un ritmo a veces vertiginoso que hace muy difícil encontrar la fuerza de voluntad necesaria para despegarse de estas 500 y pico páginas.
Leyendo este libro cumplimos de manera indirecta la fantasía de volver a los momentos ya vividos y actuar de otra forma, arriesgar, probar algo insólito, elegir una opción improbable. En mi opinión, la maravilla de esta historia (o una de ellas) es la invitación que nos hace a pensar que la vida es maleable y que somos los dueños de nuestros días. Quizás lo ideal no sea vivir como si te fueras a morir mañana, como se suele decir, sino como si siempre pudieras volver al punto de partida y hacerlo de otra forma si es que eso que estás pensando ahora no resulta como tú esperabas.
Mi versión de la portada: