Año de publicación: 2017
Nº de páginas: 219
Editorial: Círculo Rojo
Álvaro, un adolescente cuyo sueño es ser dibujante de cómics, se enfrenta al amor, a sus complejos y a sus miedos a través del dibujo y la escritura. Hypokeimenon es un ejercicio de introspección, es aquello que Álvaro tiene en alguna parte de la cabeza, es el arte como medio de conocimiento de uno mismo, de interpretación de lo que le rodea, de expresión y de catarsis. Supone una profunda incursión estética y filosófica en dos de los momentos más traumáticos en la vida de un artista: el alumbramiento como acto creativo y el paso a la edad adulta.
Hay una infinidad de historias de paso a la edad adulta que se centran en los hechos (decisiones correctas, amoríos fracasados, amistades que se enfrían) y dejan de lado todo eso otro que va por dentro y que es tan difícil de desenmarañar. La óptica de Álvaro nos brinda una visión nueva sobre esa etapa por la que todos hemos pasado y que casi ninguno podemos poner en palabras. En él confluyen el sentimiento tan habitual de no pertenencia y una capacidad poco común para expresar todo lo que conlleva su búsqueda a través de la escritura y el dibujo.
Este libro es una erupción de emociones, pensamientos y desasosiegos que desembocan en no pocas conclusiones trascendentales. La certeza, que se instala muy poco a poco, de que es prácticamente imposible no estar a solas con nosotros mismos, por muchas personas que haya alrededor. El sentimiento de desorientación ante todos los aspectos nuevos de la vida que se abren ante nosotros y sobre los que tenemos poder de decisión (y por lo tanto, responsabilidad). Y la sorprendente comprensión de que, aunque pueda parecer lo contrario, nadie supera del todo esa sensación de deriva por muchos años que pasen.
Álvaro la observaba hipnotizado desde abajo sintiendo que había un abismo entre ellos dos, entre su mundo y el de ella, pero a la vez un fino hilo que, si se quebraba, podría hacer que todo se desmoronase; la iniciada le invitaba a participar, alcanzó a decirse Álvaro, pero no podía hacerlo, como un antropólogo que presencia un ritual ancestral de una cultura ajena a la suya, y permanece inmóvil, conteniendo por momentos la respiración, procurando hacer el menos ruido, temeroso de perturbar al chamán y echar a perder toda la ceremonia.
Hay un leitmotiv que nos lleva de la mano entre los episodios de la vida de Álvaro y la otra dimensión que existe en su interior y que se rige por unas leyes particulares. Se trata de ese ruido del que todos los creativos tienen más o menos llena la cabeza: los músicos en forma de notas y fraseos, los pintores en forma de líneas y texturas y los escritores en forma de frases y silencios. Para el protagonista, este ruido es a la vez una bendición y una maldición que le acompaña en sus momentos más negros y en los más luminosos.
Al final, lo más sensato es aprender a moverse entre las mareas de ese runrún, a echar las redes y recogerlas en el momento preciso, y darse permiso a uno mismo para vivir a pesar de los defectos, las dudas y todos los bultos de nuestro ser.
Arturo Palenzuela Reyes se ofrece voluntario para bajar a explorar algunos de los recovecos que pretendemos ignorar y nos sube un regalo en forma de libro. De los que escuecen pero limpian.
Mi versión de la portada: