‘El marciano’ de Andy Weir

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Título original: The Martian

Año de publicación: 2011

Nº de páginas: 408

Editorial: Ediciones B

Diseño de portada: Eric White

Seis días atrás el astronauta Mark Watney se convirtió en uno de los primeros hombres en caminar por la superficie de Marte. Ahora está seguro de que será el primer hombre en morir allí. La tripulación de la nave en que viajaba se ve obligada a evacuar el planeta a causa de una tormenta de polvo, dejando atrás a Mark tras darlo por muerto. Pero él está vivo, y atrapado a millones de kilómetros de cualquier ser humano, sin posibilidad de enviar señales a la Tierra. De todos modos, si lograra establecer conexión, moriría mucho antes de que el rescate llegara.
Sin embargo, Mark no se da por vencido; armado con su ingenio, sus habilidades y sus conocimientos sobre botánica, se enfrentará a obstáculos aparentemente insuperables. Por suerte, el sentido del humor resultará ser su mayor fuente de fuerza. Obstinado en seguir con vida, incubará un plan absolutamente demencial para ponerse en contacto con la NASA.

Si no fuera por el escenario y las circunstancias insólitas, podríamos estar hablando perfectamente de una novela sobre un naufragio con un solo superviviente que acaba en una isla remota en medio del océano. Solo que en este caso, en vez de en una isla el protagonista está anclado en Marte, lo que añade cierto número de dificultades a las habituales de este género: en el planeta rojo no hay agua accesible, no hay oxígeno en el aire y no hay muchas posibilidades de que algún vehículo pase cerca de allí por casualidad.

Todo esto pone a Mark Watney al límite de su capacidad física e intelectual, lo que nos brinda uno de los mejores aspectos del libro. Cada razonamiento, ecuación, molécula o reacción son desarrollados de manera bastante detallada a la vez que comprensible. El inquebrantable sentido del humor del protagonista y un lenguaje simple y directo nos ayudan a sumergirnos de lleno en los entresijos del pensamiento científico sin perder en ningún momento la sensación de estar leyendo una novela de aventuras. El proceso de documentación detrás de la construcción de este libro ha debido ser bastante minucioso y sin duda se ve reflejado en el resultado.

La estructura en forma de diario también me parece muy acertada. El hecho de que los accidentes que sufre Mark a lo largo de la historia nos lleguen en diferido (cuando tiene tiempo de sentarse en el ordenador a actualizar su bitácora) contribuye sin duda a la credibilidad de los hechos, ya que ayuda a evitar ciertos detalles concretos que serían difíciles de explicar o justificar de forma rigurosa mediante un narrador omnisciente.

En resumen, una elección perfecta para los amantes de la ciencia ficción e incluso para aquellos que quieren adentrarse en el género. Especialmente disfrutable si se tienen unos conocimientos muy básicos de física y química o cierto interés por la planificación y desarrollo de los viajes espaciales.

Mi versión de la portada:

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