Título original: Mistborn: The Final Empire
Año de publicación: 2006
Nº de páginas: 663
Editorial: Ediciones B
Durante mil años han caído las cenizas y nada florece. Durante mil años los skaa han sido esclavizados y viven sumidos en un miedo inevitable. Durante mil años el Lord Legislador reina con un poder absoluto gracias al terror, a sus poderes y a su inmortalidad. Le ayudan «obligadores» e «inquisidores», junto a la poderosa magia de la «alomancia». Pero los nobles han tenido a menudo trato sexual con jóvenes skaa y, aunque la ley lo prohíbe, algunos de sus bastardos han sobrevivido y heredado los poderes alománticos: son los «nacidos de la bruma» (‘mistborns’). Ahora, Kelsier, el «superviviente», el único que ha logrado huir de los Pozos de Hathsin, ha encontrado a Vin, una pobre chica skaa con mucha suerte… Tal vez los dos unidos a la rebelión que los skaa intentan desde hace mil años puedan cambiar el mundo y la atroz dominación del Lord Legislador.
Aunque está feo empezar una reseña hablando de la obra de otro autor, no puedo evitar comentar algo que rondó por mi cabeza como un ruido constante mientras leía las 200 primeras páginas de este libro: la sombra de Andzrej Sapkowski en el género fantástico es muy, muy alargada. Los que hayan leído y disfrutado la saga de Geralt de Rivia posiblemente sabrán de lo que hablo. Desde que tuve la suerte de cruzarme con la obra del autor polaco, no he vuelto a encontrar una serie tan completa y con tal calidad literaria. Por ese motivo, y porque aún así he disfrutado bastante esta lectura de Brandon Sanderson, para esta reseña cuento con la ayuda de mi yo del pasado, la que aún no conocía al brujo de cabellos blancos y por tanto medía los libros de fantasía con una escala diferente.
Después de la primera experiencia que tuve con este autor (‘El Rythmatista’), que no fue de las mejores, reconozco que este libro me ha sorprendido para bien. Primero, por lo que todo el mundo comenta y yo también he comprobado ya: Sanderson sabe crear escenarios, sistemas de magia y contextos sociopolíticas de lo más originales, complejos y bien justificados, lo cual ya de por sí es un punto a favor dentro de este género. En segundo lugar, la historia es intrincada, llena de intrigas y, si bien en muchas ocasiones podemos anticipar qué va a ocurrir, en otras consigue pillarnos desprevenidos.
Los personajes, aunque son un tanto planos, tienen ese carisma de las pelis de acción que empuja la trama siempre hacia delante, coordinándose todos ellos en función de sus habilidades y sus carencias para mantener una tensión constante. El resultado es que, conforme avanzamos en la lectura, se nos va olvidando esa falta de dimensión.
De nuevo, el sistema de magia, la alomancia, merece una mención especial por su complejidad y transparencia. Los poderes que adquieren los nacidos de la bruma y los brumosos a través del consumo de distintos metales están lo suficientemente equilibrados como para darles una gran ventaja pero sin estar exentos de limitaciones y peligros.
En definitiva, es un libro lleno de magia y conspiraciones que pasa ante nuestros ojos a un ritmo vertiginoso y que, aunque podría haber ahondado más en muchos aspectos y justificado mejor otros, tiene coherencia dentro de su propio formato y es bastante disfrutable.
Y la reflexión final, que me viene a la mente cada vez que leo cualquier libro clasificado como literatura juvenil, es la siguiente: ¿no será que la etiqueta de “juvenil” a veces sirve para disfrazar cierta falta de redondez o de cuidado en los detalles? Soy consciente de que cada libro es un mundo y de que esto que acabo de escribir puede ser un poco incendiario, pero me encantaría saber vuestra opinión al respecto.
Mi versión de la portada:
Es un libro entretenidísimo. Muy, muy recomendable
Besos
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