‘La rueda celeste’ de Ursula K. Le Guin

Título original: The Lathe of Heaven

Año de publicación: 1971

Nº de páginas: 214

Editorial: Minotauro

En un futuro castigado por la violencia y las catástrofes medioambientales, George Orr descubre que sus sueños tienen la capacidad de alterar la realidad. George buscará la ayuda del doctor William Haber, un psiquiatra que no dudará en aprovecharse de su poder. Cuando el doctor Haber empiece a manipular sus sueños en beneficio propio, George deberá luchar para proteger la realidad.

La rueda celeste es una novela siniestramente profética en la que Ursula K. Le Guin aborda de forma magistral los peligros del poder absoluto y la capacidad de autodestrucción del ser humano, a la vez que se cuestiona la naturaleza de la propia realidad. 

Esta reseña está inevitablemente cargada de preguntas sin respuesta al igual que este libro es de principio a fin un gran signo de interrogación. Al contrario que en otras obras de ciencia ficción en las que nos lo dan todo bien masticado, el fenómeno extraordinario que se nos narra en esta novela es tan extraño e inesperado (aparentemente) en ese futuro hipotético como lo sería en nuestro presente.

Eso es lo que a los humanos nos resulta asombroso del hecho de dormir. Que no se disfruta en la vida de mayor intimidad. El durmiente da la espalda a todo el mundo. “El misterio del individuo cobra mayor fuerza durante el sueño”, escribió un colega investigador.

La extraordinaria capacidad del protagonista juega con nuestra percepción y plantea un infinito número de cuestiones sobre la realidad y nuestra participación en ella. El primer dilema que surge, tras ver el efecto de los sueños de Orr, es que podemos pensar en el universo como una experiencia colectiva o bien como lo que ocurre en la mente de un solo individuo y que se proyecta hacia afuera. Si se tratara de lo segundo, ¿cuántos universos distintos pueden existir? ¿Qué relación une realmente a los seres que participan en cada uno de esos universos? ¿Cuáles son las reglas?

La figura del doctor Haber se erige como antagonista debido a su capacidad de control sobre George: en cada sesión determina lo que este tiene que soñar mediante un proceso previo de hipnosis, lo que le otorga un poder desmesurado. Ahora bien, ¿cuánto de esos sueños son también aportación del propio Orr más allá de las indicaciones del psiquiatra?

Surgen una serie de dilemas éticos sin respuesta fácil que se ven acrecentados por la subjetividad y la ausencia de coherencia naturales de los sueños. Es imposible controlar el curso de la mente dormida al detalle, de manera que los resultados de cada experimento, independientemente de las buenas intenciones que pueda haber detrás, son impredecibles. Incluso aunque el efecto final fuera exactamente el que se buscaba, ¿dónde se encuentra el límite de lo que deberíamos cambiar y lo que no? ¿Tenemos, para empezar, algún derecho a efectuar esos cambios?

La abogada Heather Lelache juega un papel importantísimo a modo de conexión entre las diferentes realidades. Puede que cambie el color de piel de la raza humana, que un volcán inactivo entre en erupción o que los alienígenas vivan de repente entre nosotros, pero uno de los primeros pensamientos de George tras cada ruptura siempre es para la señorita Lelache: si existirá en esta nueva realidad, si se acordará de él, si será una nueva versión suavizada de sí misma o la mujer irónica y mordaz de lo que creemos era la realidad original.

Y ya para terminar de rizar el rizo y conectando todas esas ideas (la inevitable aportación de Orr a sus propios sueños, la obsesión repentina con Heather y su incapacidad para desvincularse de Haber), ¿no podrían ser Heather y Haber creaciones del propio George en busca de una ayuda para sobrellevar su extraño poder?

En definitiva, me ha parecido una lectura muy, muy interesante, si bien no tanto a nivel de estilo o de resolución del argumento, pero sí en cuanto a las preguntas que plantea y las reflexiones que despierta. Es el primer libro que leo de esta autora pero seguro que no será el último.

Mi versión de la portada:

4 comentarios en “‘La rueda celeste’ de Ursula K. Le Guin”

    1. Si estás dudosa con la ciencia ficción, te recomendaría muchísimo ‘El atlas de las nubes’ de David Mitchell. En él, varios personajes cuentan su historia en diferentes tiempos y lugares, de manera que algunos incluyen elementos de ciencia ficción y otros no. Me gusta mucho ese libro porque, a pesar de lo diferentes que son esas historias, todas están relacionadas de alguna manera 🙂

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