Título original: The Terror
Año de publicación: 2007
Nº de páginas: 761
Editorial: Roca
La verdadera historia de una legendaria expedición al Ártico, transformada en una excitante y extraordinaria novela en la línea del mejor Stephen King o Patrick O’Brien. Año 1847. Dos barcos de la Armada británica que navegaban bajo el mando de sir John Franklin están atrapados en el hielo del Ártico. En su anhelada busca del paso del Noroeste, parecen haber fracasado. Sin poder hacer nada por continuar su marcha y completar su expedición, rodeados del frío polar y de inminentes peligros, solo pueden esperar a que llegue el deshielo que les permita escapar. Poco a poco, los días van pasando y las condiciones de supervivencia se vuelven más extremas, mellando la esperanza de la tripulación. Por si fuera poco, la extraña presencia de una criatura bestial y misteriosa hace que los hombres crean que se enfrentan también a fuerzas sobrenaturales que superan, por momentos, sus creencias y su razón. Con el tiempo y la llegada de las primeras muertes, fantasmas como el de la rebelión, el motín o el canibalismo hacen su entrada en escena, en un panorama desolador.
Otra gran sorpresa y, sin duda, una de mis mejores lecturas de este año. Lo que empieza como una simple novela de aventuras y supervivencia, acaba convirtiéndose en algo mucho más complejo, casi trascendental. La desolación absoluta y la angustia por la tarea infinita que los personajes tienen por delante se dejan sentir desde el principio. Sin embargo, el autor ha sabido encontrar un equilibrio perfecto entre la realidad y la fantasía, lo mundano y lo extraordinario, para mostrarnos una situación extrema a través de una lente distinta.
Si bien Crozier y Goodsir parecen ser las dos voces principales, la posibilidad de acercarnos a la historia desde otras perspectivas hace nuestra visión de los hechos se extienda más allá y gane muchos matices. También los saltos temporales, tanto al principio de la expedición como al pasado de las vidas de los protagonistas, nos brindan un entendimiento más profundo de sus actitudes.
La fuerza de las imágenes que el autor crea en nuestra mente es abrumadora. Si ya de por sí el escenario es completamente fuera de lo común, Simmons amplifica el carácter onírico en los momentos más adecuados. De entre esas escenas destaca la celebración del carnaval en el hielo: una imagen surrealista, llena de simbología y aparentemente imposible en la que los límites de la realidad se diluyen por completo y entrevemos algo más grande que aún no podemos entender.
Durante la segunda mitad de la historia nos enfrentamos también a una idea que no es nueva en este género narrativo pero que el autor desarrolla de forma espléndida: cuando las condiciones son extremas y la necesidad se vuelve dolorosa, incluso con un monstruo sobrenatural de por medio, el peor enemigo puede llegar a ser el propio ser humano.
La redondez de este libro no deja resquicio que lo desmonte. La introducción de la mitología inuit como broche definitivo para encajar todas las piezas que hasta entonces parecían insostenibles me parece un acierto maravilloso. Finalmente, tras un largo camino de dudas, no había necesidad de decidir entre la interpretación realista o la fantástica, sino que ambas se dan la mano en una historia memorable. Nos queda una sensación agridulce en la que hay temor y tristeza pero también caben la confianza, el agradecimiento y la reverencia ante lo ancestral. Después de todas las adversidades, hay un hueco para que una pequeña llama azul perdure.
Mi versión de la portada: