Año de publicación: 2016
Nº de páginas: 646
Editorial: Tusquets
El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su empresa de transportes? Por más que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus maridos tan unidos en el pasado? Con sus desgarros disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el fanatismo político.
Reconozco que la omnipresencia de esta novela me hizo ser escéptica durante un tiempo pero, cuando finalmente me decidí a darle una oportunidad, no me quedó más remedio que dar la razón a las listas de libros más leídos. Se trata de una narración amplia y a la vez muy íntima que nos sacude intensamente sin pedirnos permiso. Las diferentes voces que nos llevan a través de la historia construyen una visión bastante profunda de lo que ocurría en torno a ETA a nivel personal y familiar, tanto desde fuera como desde dentro de la organización, del lado de las víctimas y del lado de los terroristas.
La extensión reducida de los capítulos y los saltos temporales y de narrador contribuyen al ritmo de la lectura y a esa atmósfera envolvente que se instala con nosotros desde el principio. El uso del lenguaje coloquial como parte del discurso narrativo, así como la aparición esporádica de frases en primera persona en un mar de narración en tercera persona, coloca la historia rápidamente en un plano de realidad y emoción que casi podemos tocar.
No lo veo como un libro político ni tampoco creo que sea la novela definitiva sobre ETA de la que hablan algunos críticos. Para mí se trata más bien de una exploración psicológica cuyo principal foco es el perdón (su posibilidad o imposibilidad), junto con la evolución de la autopercepción después de una tragedia como la que viven los protagonistas. El acierto es, en mi opinión, hacerlo a través de un tema que aún a día de hoy es tan relevante. La carga emotiva de la narración no se apoya en el drama fácil ni emplea de manera directa la crueldad del asesinato para apelar a nuestros sentimientos. Lo verdaderamente importante es la sensación de desorientación y pérdida que inunda a todos los personajes a ambos lados del escenario.
A pesar de mi reticencia inicial, lo recomiendo muchísimo. Creo que es un ejemplo perfecto de libro en el que el autor consigue encapsular muchos grandes temas haciendo uso de momentos y situaciones pequeños.
Mi versión de la portada:
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¡Muchísimas gracias por incluirme! Voy a echarle un vistazo al resto de blogs ahora mismo 🙂
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No hay porque darlas! La verdad es que tu blog está muy bien, y está lleno de grandes recomendaciones. Saludos!
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[…] Si Dumbledore fuera librero con ‘Patria’ de Fernando Aramburu. […]
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