Año de publicación: 2017
Nº de páginas: 352
Editorial: Roca
Una niña en la América profunda escapa de un padre maltratador. Un chico en Nigeria filma a una mujer que está siendo atacada en un supermercado. La hija de un criminal del este de Londres ve cómo su madre es asesinada. Una senadora en Nueva Inglaterra se esfuerza por proteger a su hija. Cuatro personajes que sufren las tensiones construidas a través de siglos de desequilibrio y amenaza están dispuestos a llegar lejos en su determinación por establecer un nuevo orden mundial. Cuatro chicas que descubren que poseen un poder: el de la electricidad. Con un simple movimiento de sus manos, pueden infligir un dolor agonizante e incluso la muerte. Un nuevo poder, extraordinario y devastador, ha llegado y cambiará el mundo para siempre.
La genialidad de esta novela reside en que no nos presenta nada nuevo: trata de los mismos tópicos de siempre, las mismas desigualdades y abusos, tan solo vistos como una imagen especular donde el hombre y la mujer intercambian posiciones. Lo que en la vida real asumimos como normal o inevitable de repente adquiere un cariz incómodo, imposible de obviar, macabro en algunos casos. Un cambio de perspectiva que nos encara de manera violenta con la realidad en la que vivimos. Las cuatro voces desde las que nos asomamos a este posible futuro contribuyen en gran medida a lo adictivo de este libro.
El estilo de la autora consigue que la historia avance y nos cale hondo usando solo las palabras necesarias, sin excesos ni florituras. Todo lo demás ocurre solo en nuestra cabeza, que nos traiciona y nos coloca en un lugar difícil. Pone de manifiesto lo fácil que resulta asumir que un poder físico superior otorga derechos sobre el que es más débil, incluso cuando no hay un fin detrás de ello. La idea de que el abuso puede surgir del simple hecho de poder llevarlo a cabo se repite a lo largo de toda la narración.
Quiere estar distraído y no estar solo. No sabe qué ha ocurrido, ni puede comentarlo con nadie. Si se imagina contándoselo a su amigo Charles, se le hace un nudo en la garganta. Si le contara lo que ha pasado pensaría que está loco, o que es un flojo, o que miente. Piensa en la manera en que ella se rio de él. Se sorprende buscando en el rostro de Enuma señales de lo ocurrido. ¿Qué ha sido? ¿Quería hacerlo? Tenía pensado hacerle daño o asustarle, ¿o fue solo un accidente, un acto involuntario? ¿Sabía siquiera que lo había hecho? ¿No fue sino un lujurioso fallo de su cuerpo? Todo aquello lo está carcomiendo. Ella no da señal alguna de que haya pasado nada. El último día del viaje va de la mano de otro chico.
Uno de los aspectos más acertados es, en mi opinión, la explicación del origen de este nuevo poder: Naomi Alderman nos regala a todas un nuevo órgano situado en la zona de la clavícula que hasta ahora había pasado desapercibido por su gran parecido a las fibras musculares adyacentes. Las pioneras en el uso de la energía son todas mujeres jóvenes, normalmente en la adolescencia, que a su vez tienen la capacidad de despertar el poder en mujeres más mayores que hasta ahora no lo habían descubierto. Una metáfora maravillosa del auge del movimiento feminista que vivimos hoy día.
La forma de presentar los hechos me ha parecido muy original. El marco de ficción dentro de la ficción que construye la autora nos regala una dimensión extra, así como las geniales valoraciones finales de ella misma como un personaje más y las ilustraciones de hallazgos arqueológicos. La introducción del Cataclismo deja la puerta abierta a la idea de que este cambio de paradigma haya podido suceder ya anteriormente y que nuestro desconocimiento se deba a la pérdida de todos los registros.
No es un libro perfecto (decae un poco a partir de la mitad) pero sí excitante y, sobre todo, un libro importante al que todos deberíamos dar una oportunidad, permitir que nos incomode durante el tiempo que dura su lectura y también un poco más allá.