Título original: Krew elfów
Año de publicación: 1994
Nº de páginas: 253
Editorial: Alamut
Ilustración de portada: Alejandro Colucci
Diseño de portada: Alejandro Terán
En verdad os digo que se acerca el tiempo de la espada y el hacha, la época de la tormenta salvaje. Se acerca el Tiempo del Invierno Blanco y de la Luz Blanca. El Tiempo de la Locura y el Tiempo del Odio, el Tiempo del Fin. El mundo morirá entre la escarcha y resucitará de nuevo junto con el nuevo sol. Resucitará de entre la Antigua Sangre, de Hen Ichaer, de la semilla sembrada. De la semilla que no germina sino que estalla en llamas. ¡Así será! ¡Contemplad las señales! Qué señales sean, yo os diré: primero se derramará sobre la tierra la sangre de los Aen Seidhe, la Sangre de los Elfos…
En esta nueva entrega de la serie de Geralt de Rivia nos encontramos con un formato distinto. Ya no leemos una serie de relatos con una relación de tiempos y espacios más o menos aleatoria sino que la historia se desarrolla de manera prácticamente lineal y con un hilo conductor mucho más marcado. Sin embargo, no es una diferencia radical: los numerosos cambios de perspectiva y localización suavizan la transición entre los dos estilos.
Nos acercamos a ciertos personajes que hasta ahora habían permanecido en un segundo plano o de los que solo habíamos recibido impresiones fragmentadas. El retrato de Yennefer y de su relación con Ciri es uno de los pasajes más interesantes del libro. A través de él entendemos más profundamente la naturaleza de ambas y de los lazos que las unen con Geralt. También exploramos la fortaleza de los brujos, Kaer Morhen, durante el entrenamiento de Ciri y entrevemos algo más de ese misterioso proceso de transformación por el cual se llega a ser brujo. En general, es un libro más intimista que los anteriores. La atención se centra casi por completo en los vínculos emocionales de los personajes principales, con un complejo telón de fondo de intriga política y conflictos raciales.
Como siempre, los diálogos son absolutamente magistrales, hablando por sí mismos (nunca mejor dicho) sin necesidad de muchas acotaciones ni intervenciones explicativas. En este sentido, las conversaciones de Ciri con el enano Yarpen Zigrin o la de Jaskier con Dijkstra son toda una perla.
Por último y como en las anteriores partes de esta serie hay que quitarse el sombrero ante la labor de traducción de José María Faraldo, que hace un trabajo milimétrico para encontrar las palabras justas que mejor transmiten las hablas coloquiales, los juegos de palabras y los chascarrillos en nuestro propio idioma.
Mi versión de la portada:
Tengo que volver a ponerme con Geralt, que me quede estancado en los dos primeros pese a lo que me estaba gustando 🙂
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