Título original: The Girls
Año de publicación: 2016
Nº de páginas: 344
Editorial: Anagrama
California. Verano de 1969. Evie, una adolescente insegura y solitaria a punto de adentrarse en el incierto mundo de los adultos, se fija en un grupo de chicas en un parque: visten de un modo descuidado, van descalzas y parecen vivir felices y despreocupadas, al margen de las normas. Días después, un encuentro fortuito propiciará que una de esas chicas, Suzanne, unos años mayor que ella, la invite a acompañarlas. Viven en un rancho solitario y forman parte de una comuna que gira alrededor de Russell, músico frustrado, carismático, manipulador, líder, gurú.
Fascinada y perpleja, Evie se sumerge en una espiral de drogas psicodélicas y amor libre, de manipulación mental y sexual, que le hará perder el contacto con su familia y con el mundo exterior. Y la deriva de esa comuna que deviene secta dominada por una creciente paranoia desembocará en un acto de violencia bestial, extremo…
A pesar del trasfondo morboso, macabro y un tanto místico que envuelve la situación de Evie, estamos ante un relato de adolescencia en el que las preocupaciones de la protagonista tienen muchos puntos en común con cualquiera de las historias de este género. Una chica que aún no se ha encontrado dentro de sí misma se topa con una secta que temporalmente parece brindarle aquello que está buscando: la sensación de pertenecer a algo mayor y sentirse elevada por otros. Las chicas, que como bien nos adelanta el título son el eje principal de la novela, aparecen antes los ojos de Evie como seres libres y seductores. La cómoda rutina en que pasaba el tiempo con su amiga Connie de repente parece descolorida y desprovista de significado.
La autora tiene una forma especial de desgranar los hechos, fijando ciertos detalles paralelos que enriquecen la narración y la empujan a través de un filtro delicado y lánguido. Es difícil leerlo sin recordar de vez en cuando los veranos de la niñez. La descripción del marco vital de Evie, su fascinación (casi impuesta por sí misma) por el rancho, las chicas y Russell, son elementos que encajan como el mecanismo de un reloj. Todo ello nos llega narrado por una Evie adulta que parece seguir sintiéndose igual de desarraigada que entonces.
Mirando hacia atrás, casi al final de la novela, vemos confirmado cómo Suzanne parecía ser consciente de la suciedad del trato, no apto para cualquiera. De cómo, al igual que la noche fatídica cuando obligó a Evie a bajar del coche, desde un principio se percató de que el rancho no era lugar para ella.
El que llegue a este libro buscando el morbo de una historia basada en los crímenes de La Familia Manson se llevará una gran desilusión. Tan solo en un par de ocasiones vemos referencias directas a los hechos, recreados por la autora de manera muy libre. Posiblemente haya sido una decisión más comercial que otra cosa; podría desarrollarse en el marco de cualquier otra secta u organización de la época y el resultado hubiera sido similar. El peso principal no recae en los asesinatos, aunque en cierta manera la narración se haya moldeado en torno a ellos. Por el contrario, esta novela habla de la adolescencia, del ansia por encajar en alguna parte y de la confusión que es vivir a cualquier edad y en cualquier circunstancia.
Te gustará si te gustó ‘Las vírgenes suicidas’ de Jeffrey Eugenides.
Mi versión de la portada:
Parece muy interesante este libro. Gracias por la reseña.
Por cierto, tu versión de la portada, infinitamente mejor.
¡Un saludo!
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¡Muchísimas gracias! 🙂
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