Título original: The Color Purple
Año de publicación: 1982
Nº de páginas: 222
Editorial: Círculo de Lectores
El color púrpura cuenta, a lo largo de distintas décadas, la intensa vida de Celie, una mujer de la América rural del Sur. Forzada a casarse con un hombre brutal, Celie se retrae y comparte su desgracia sólo con Dios. Celie sufrirá una transformación gracias a la amistad que comparte con dos extraordinarias mujeres, adquiriendo la autoestima y la fuerza que necesita para perdonar.
Desde las primeras páginas, la voz de Celie se nos mete dentro con una fuerza tremenda. La acompañamos mientras desmonta los misterios más cruciales de su vida: algunos bastante antes de lo que le correspondería y otros cuando ya casi no hay vuelta atrás. La historia de su hermana Nettie también está presente pero nos llega de forma más fragmentada. Es un libro de sentimientos amplios. En él se habla de raza, feminismo y sexualidad a unos niveles desnudos.
La sencillez con que Celie nos hace partícipes de los avatares de su vida y de la de los que la rodean es a ratos magnífica y a ratos brutal. La evolución de la protagonista es una de las más gratas que he leído en mucho tiempo. Es imposible no sentir cariño por la Celie adulta, la que ha aprendido que prácticamente nadie le puede decir lo que tiene que hacer, la que cose pantalones para sacar todo el amor que lleva dentro, la que ama a Shug pero también al mundo, simple y llanamente.
Ahora estoy haciendo unos pantalones para Sofía. Llevarán una pernera púrpura y la otra roja. He visto en sueños a Sofía con estos pantalones, y un día saltaba por encima de la luna.
Sugar y Sofia completan este cuadro de mujeres arrebatadoras, siendo estas dos especialmente las que luchan en todo momento por seguir adelante y pasar por encima de una serie de valores injustos que les han sido impuestos desde fuera. En consecuencia, también son los pilares en los que Celie se apoya para abrir finalmente los ojos.
Conocemos la historia de las hermanas a través del diario de Celie y las cartas que Nettie le dirige pero nosotros, como lectores, somos el único nexo de unión entre ambas durante la mayor parte de sus vidas. Incluso habiendo perdido el contacto, las dos llegan a conclusiones similares en sus escritos. Por ejemplo, la misma visión de un Dios sin forma, ligado a la naturaleza, el placer y los valores individuales.
A pesar de tratarse de un libro desgarrador, al terminar de leer esta historia nos invade una sensación cálida que es difícil de concretar. Es un canto a la vida y la fuerza de las mujeres, por encima de todas las circunstancias adversas y todas las restricciones. Un Premio Pulitzer más que merecido.
Mi versión de la portada:
¡Hola!
Llevo mucho tiempo con ganas de leer este libro, siempre que voy a la biblioteca tengo en mente cogerlo y acabo cogiendo otros.
Después de leer tu entrada seguro que en una de mis próximas visitas lo cojo, me he quedado con muchas ganas de conocer a Celie.
Un beso
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¡Te lo recomiendo muchísimo! 🙂
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