Título original: Atonement
Año de publicación: 2001
Nº de páginas: 440
Editorial: Anagrama
En la gran casa de campo de la familia Tallis todo parece fluir con apacible elegancia en el día más caluroso del verano de 1935. Pero el oído atento percibirá sutiles notas disonantes, una creciente tensión que estallará después de que Cecilia, la hija mayor de los Tallis, salga empapada de una fuente, vestida solamente con su ropa interior, mientras Robbie, el brillante hijo de la criada y protegido de la familia Tallis, la contempla… Un libro prodigioso, que va abriéndose como un juego de cajas chinas y que contiene muchas novelas: una romántica historia de amor imposible, una durísima narración de guerra y la novela que dentro de la novela escribe uno de los personajes. McEwan ha escrito su obra maestra.
Este libro se estructura en varias partes que nos van revelando detalles de la historia más y más profundos a veces, y otras simplemente nos confunde sobre qué es real y qué es ficción. En la primera parte, el autor nos muestra el primer contacto de una niña con los entresijos y las apariencias de la edad adulta, donde la línea entre lo correcto y la falta de virtud se difuminan poco a poco antes sus ojos, dejándola sin el apoyo del sistema hasta ahora había estructurado su vida. A través de su mirada conocemos al resto de personajes.
Su narrativa era conocida por su amoralidad, y como todos los autores presionados por una cuestión recurrente, se sintió obligada a crear un argumento, una trama de su desarrollo que comprendiese el momento en que llegó a ser, de un modo inconfundible, ella misma.
‘Expiación’ es una novela donde las situaciones se describen de tal manera que alcanzan el nivel de artesanía. Los hilos invisibles que unen a unos personajes con otros se muestran de manera intermitente o a través de unas descripciones abrumadoras de cada escena, las tensiones que se generan en cada estancia y todo aquello que queda sin decir. En esta línea, me gustó mucho la parte brevísima en la que nos adentramos en los pensamientos de la señora Tallis y el apunte que hace sobre su lugar en la casa: a pesar de estar recluida en sus aposentos, postrada por la migraña, es capaz de distinguir a todos los habitantes por sus sonidos característicos y verlos en su mente mientras hacen su vida a su alrededor.
Una de las mejores escenas eróticas que he leído se encuentra en este libro. Las imágenes que dibuja el autor y los detalles que entran a formar parte de la acción hacen de ella verdadera poesía en movimiento. El poder de este encuentro será el tesoro con el que Robbie y Cecilia contarán en los años siguientes para mantener viva su relación.
A través de las diferentes secciones se desarrolla una reflexión sobre las implicaciones que en el futuro pueden tener nuestras acciones presentes. Para ello el autor se vale de múltiples voces que descomponen la trama para mostrarnos la naturaleza misma de los remordimientos. Nada es absoluto; resulta muy difícil medir el sufrimiento de otros desde la perspectiva propia. Lo único que permanece intacto, inamovible, a pesar de sus cambio de estado, en el jarrón del tío Clem, detalle que actúa como testigo a veces y otras como hilo conductor de las vidas de los tres protagonistas.
Rara vez releía lo que había escrito, pero le gustaba pasar las páginas llenas. Allí, detrás del nombre en la placa y del uniforme, estaba su verdadero ser, secretamente escondido, acumulándose en silencio.
Al final de su vida, la anciana Briony vuelve la mirada atrás para, con la experiencia que le han dado los años, hacer un recuento de las faltas cometidas y recolectar su confesión. Nos deja con la duda de si fue demasiado tarde. No la calificaría como novela romántica, sino como una meditación magnífica sobre la psicología de la culpa y el rencor.
Mi versión de la portada:
Este libro es una auténtica joya, yo sufrí con él muchísimo y me dejó una resaca literaria importante… La delicadeza del escritor es impresionante (y estoy contigo, esa escena erótica está insuperablemente escrita)
🙂
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Pues ahora mismo acabo de terminar uno que apuntaba en esta línea pero me ha dejado mucho más devastada. Si te interesa: «La impaciencia del corazón» de Stefan Zweig. Intentaré subir la reseña dentro de poco 🙂
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