‘El jilguero’ de Donna Tartt

eljilguero

Título original: The Goldfinch

Año de publicación: 2013

Nº de páginas: 1152

Editorial: Lumen

Al acercarnos a El jilguero, vamos enfocando una habitación de hotel en Amsterdam. Theo Decker lleva más de una semana encerrado entre esas cuatro paredes, fumando sin parar, bebiendo vodka y masticando miedo. Es un hombre joven, pero su historia es larga y ni él sabe bien por qué ha llegado hasta aquí.
¿Cómo empezó todo? Con una explosión en el Metropolitan Museum hace unos diez años y la imagen de un jilguero de plumas doradas, un cuadro espléndido del siglo XVIII que desapareció entre el polvo y los cascotes. Quien se lo llevó es el mismo Theo, un chiquillo entonces, que de pronto se quedó huérfano de madre y se dedicó a desgastar su vida: las drogas lo arañaron, la indiferencia del padre lo cegó y su amistad con el joven Boris lo llevó a la delincuencia sin más trámites. Todo parecía a punto de acabar, y de la peor de las maneras, en el desierto de Nevada, pero no. Al cabo de un tiempo, otra vez las calles de Manhattan, una pequeña tienda de anticuario y un bulto sospechoso que ahora va pasando de mano en mano hasta llegar a Holanda. 

El argumento con el que nos presentan esta novela es bastante seductor pero, tras haberla leído, nos damos cuenta de que nos han engañado. Pero para bien. Las pistas que arroja la sinopsis son solo una fachada tras las que esconder algo mayor. El hilo conductor del cuadro es solo eso, una excusa para contar una historia mucho más completa: la historia de una vida, de los aciertos y errores cometidos y del sentido último, incontrolable y a veces inexistente, de las decisiones que tomamos. Con todo, cada vez que el pequeño jilguero hace alguna aparición fugaz en la trama, propicia un momento mágico. La intensidad con que Theo absorbe cada detalle del lienzo, la fascinación con la que disfruta de su posesión, nos lleva a sentir que estamos inmiscuyéndonos en algo muy íntimo.

[…] y en el soplo de conciencia que me quedaba creí entender la secreta grandeza de morir, toda la sabiduría que se le negaba a la humanidad entera hasta el mismo final: sin dolor, sin miedo, un magnífico distanciamiento, yaciendo en una capilla ardiente sobre la barcaza de la muerte y perdiéndose en las grandiosas inmensidades como un emperador que se va, se va, observando a todos los que correteaban a lo lejos en la playa, liberados de todas las viejas nimiedades humanas del amor, el miedo, el dolor y la muerte.

La escritura con la que nos encontramos en esta novela es magnífica: detallada, precisa y muy bella. Cada escenario se cimenta en experiencias e impresiones pasadas que le dan una realidad multidimensional. La capacidad que tiene la autora de transmitirnos sus emociones (las de Theo) es espectacular. Cada gesto y cada mirada están presentes en el discurso dotándolo de coherencia y profundidad. Los personajes se desarrollan hasta un nivel de detalle tal que hace que muestren sus capas más internas. La fuerte carga psicológica que complementa a cada uno de ellos les aporta un carácter único. Este protagonista es uno de esos que se quedan con nosotros durante bastante tiempo tras haber terminado la lectura.

La combinación de descripciones maestras y personajes de carne y hueso hacen de los escenarios por los que se mueven algo tangible, que nos gustaría ver (que vemos) con nuestros propios ojos. Pasar una tarde en el sótano de Hobie respirando el olor a madera antigua y a barniz o pasear por las calles fantasmales de los barrios residenciales de Las Vegas, donde uno podría tumbarse una noche entera en la calzada y al día siguiente seguiría vivo.

[…] Orión, la reina Casiopea, el látigo de Escorpio con las púas gemelas en la cola… todos los amistosos patrones de mi niñez que habían centelleado en la oscuridad desde el planetario luminiscente del techo de mi dormitorio de Nueva York hasta que me dormía. De pronto, transfigurados, fríos y espléndidos cual deidades despojadas de sus disfraces, era como si hubieran escapado a través del tejado y ascendido hasta alcanzar su verdadero hogar celestial.

En mi opinión, esta obra ha conseguido el equilibrio perfecto entre una trama adictiva y la calidad literaria de un clásico. El tiempo dirá si permanece como tal.

Mi versión de la portada:

eljilguero-web

2 comentarios en “‘El jilguero’ de Donna Tartt”

  1. ¡Hola!
    Llevo tiempo con ganas de leer algo de esta autora, aunque tengo que reconocer que en un principio me atrae más El secreto.
    Me gusta que la autora tengo esa capacidad de transmitir los sentimientos y emociones de Theo. A ver si me animo pronto con la autora y a ver que me parece a mi.
    Un beso

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    1. El secreto será posiblemente lo próximo que lea de ella. El jilguero te lo recomiendo muchísimo. Sin duda va a ser uno de mis libros favoritos de este año 🙂

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